LOS MÚSICOS DE SU ALTEZA - Veritas-Vanitas
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- LOS MÚSICOS DE SU ALTEZA - Veritas-Vanitas
- 2021-03-10T18:30:00+01:00
- 2021-03-10T23:59:59+01:00
- En coproducción con el Centro Nacional de Difusión Musical. - Director: Luis Antonio González
En coproducción con el Centro Nacional de Difusión Musical. - Director: Luis Antonio González
Precios localidades: 20 € y 10 € - COMPRA DE ENTRADAS
Ficha Artística
Los Músicos de Su Alteza
Olalla Alemán, soprano
Víctor Martínez y Marta Fernández Escamilla, violines
Pedro Reula, viola da gamba
Josías Rodríguez, chitarrone y guitarra
Luis Antonio González, clave, órgano y dirección
Programa
VERITAS - VANITAS
I
Maurizio Cazzati (1616-1678)
Passacaglio
Claudio Monteverdi (1567-1643)
Et è pur dunque vero
Carlos Patiño (1600-1675)
La muda verdad sagrada
Urbán de Vargas (1606-1656)
La muda verdad sagrada
Anónimo (mediados del siglo XVII)
Deja el sueño de la vida
II
Andrea Falconiero (1585-1656) / Jusepe Ximénez (c.1600-1672) / Gaspar Sanz (1640-c.1710)
Folías de España
Tarquinio Merula (1595-1665)
Canzonetta spirituale sopra la Nanna
Ciaccona
Maurizio Cazzati
La Verità sprezzata
[Fuentes:
Maurizio Cazzati, Cantate Morali e Spirituali a voce sola, Bolonia, Heredero de Benacci, 1659; Trattenimenti per Camera, Bolonia, Antonio Pisarri, 1660
Andrea Falconiero, Il primo libro di canzone, sinfonie..., Nápoles, Pietro Paolini & Gioseppe Ricci, 1650
Tarquinio Merula, Canzoni overo Sonate Concertate, Venecia, Alessandro Vincenti, 1637; Curtio Precipitato et altri capricij, Venecia, Bartolomeo Magni, 1638
Claudio Monteverdi, Scherzi musicali, Venecia, Bartolomeo Magni, 1632
Gaspar Sanz, Instrucción de música sobre la guitarra española, Zaragoza, Herederos de Diego Dormer, 1674
Jusepe Ximénez: manuscritos en Archivo del Monasterio de San Lorenzo de El Escorial y Biblioteca de Cataluña
Carlos Patiño, Urbán de Vargas y autor anónimo: manuscritos inéditos del Archivo de Música de las Catedrales de Zaragoza]
[Edición de la música: Luis Antonio González (IMF-CSIC)]
[Este programa se inscribe en el Proyecto Coordinado de I+D+i El patrimonio musical de la España moderna (siglos XVII-XVIII): recuperación, digitalización, análisis, recepción y estructuras retóricas de los discursos musicales (HAR2017-86039-C2-1-P) y en las acciones contempladas en el Protocolo General y Convenio Específico de Colaboración firmados entre el CSIC y el Arzobispado de Zaragoza para la investigación y difusión de fuentes musicales históricas.]
Notas
Quid est Veritas? Veritas liberabit vos. Pero también Vanitas vanitatum et omnia vanitas, Ars longa vita brevis o Memento mori. Y de ahí Carpe diem... Hasta In vino veritas, etc.
Desde la antigüedad Veritas y Vanitas son dos pilares del pensamiento humano, no sólo occidental. Constituyen lo más hondo y a la vez –o por ello– lo más elemental de la reflexión filosófica de todos los tiempos. Unidos ambos conceptos se convierten en núcleo del neo-estoicismo que nace a finales del siglo XVI y alcanza gran fortuna en el XVII, centuria en la cual encuentra conspicuos ejemplos en escritos de Quevedo, Bossuet o en el célebre Discurso de la Verdad del sevillano Miguel de Mañara.
Desde la fundación de Los Músicos de Su Alteza consagramos una parte sustancial de nuestro trabajo a la interpretación de música del siglo XVII, en muchas ocasiones inédita y olvidada desde aquel tiempo. En consecuencia, de modo recurrente el argumento de la vanitas ha formado parte de nuestros programas; y en cierto modo podría decirse que todo programa de “música antigua” es un ejercicio de vanitas. El de hoy, en principio, iba a tener como tema único la verdad, pero la vanitas se ha colado en él, inevitablemente.
La verdad o, más bien, las verdades que revelan las composiciones cantadas que forman nuestro programa no siempre son halagüeñas. Al contrario, se trata de verdades que duelen, verdades como puños que golpean a quien sufre las consecuencias inmediatas de su conocimiento, a quien es sabedor anticipadamente de los terribles padecimientos que habrá de soportar una persona amada, o a la propia alegoría de la Verdad convertida en persona doliente. El primer caso se ejemplifica en el –por lo demás, convencional– amante despechado de Et è pur dunque vero, que, conociendo la verdad, es consciente de lo vano de confiar en quien –o en aquello que– no lo merece. El segundo se hace patente en la madre que arrulla a Cristo niño y en su nana prefigura –sobre el hipnótico mecer de la cuna representado por un ostinato de dos notas que se repite nada menos que ciento sesenta y dos veces– los tormentos de la pasión (Hor ch'è tempo di dormire), llegando a rebelarse contra esa verdad futura, instando al niño a que se aplique a la exhortación carpe diem (o noctem en este caso) y pidiendo que hasta el Cielo –un cielo casi sacrílegamente figurado con las notas más graves del amplio registro vocal que exige la pieza– guarde silencio ante el sueño de la Verdad (Ego sum Veritas, no lo olvidemos). En el tercero de los ejemplos, y cerrando nuestro programa, la cantata La Verità sprezzata nos muestra a la Verdad personificada, quejosa del desprecio y postergación que sufre: nadie la tiene en cuenta, se la trata de ocultar, se intenta acabar con ella mientras triunfan falsedades, mentiras descaradas. Hoy llamamos a esto “postverdad” y lo creemos un rasgo del mundo contemporáneo, pero no es nada nuevo: cada época tiene la suya.
Las composiciones españolas que hemos escogido muestran también visiones pesimistas del mundo, pero pueden apreciarse algunas características diferentes. Así, la ironía hace acto de presencia en la letra que utilizaron Carlos Patiño y Urbán de Vargas para sendos villancicos de Reyes, texto que encierra una fuerte crítica social y no deja títere con cabeza, cebándose en el tópico de las miserias morales de la vida de corte. La puesta en música de ambos maestros, que se pudieron conocer personalmente en Zaragoza en 1645 durante una de las visitas de Felipe IV a la capital aragonesa, presenta rasgos similares, que parecen incidir en la imagen irónica y desengañada del argumento mediante el uso de figuras destinadas a interpretar el texto: cierta indefinición modal, pequeñas imitaciones de células que no acaban de desarrollarse, abundante uso de falsas (muy notable en una composición sobre la verdad), algunos pasos cromáticos, caminar serpenteante o sibilino (sin duda, el de los mendaces), abruptas síncopas (el duro camino de la verdad...). Por lo que se refiere al villancico anónimo Deja el sueño de la vida (u Hombre, que la vida pasas durmiendo si atendemos al texto de su responsión), desconocemos su destino exacto en el calendario litúrgico. Hace años realizamos una versión que ahora, tras el hallazgo y estudio de nuevos elementos de la fuente musical, presentamos transformada. El texto, poéticamente lleno de lugares comunes barrocos, enfrenta veritas y vanitas del modo más evidente.
El uso de figuras e imágenes (decoratio verborum) recorre todas las composiciones vocales de este programa, como sucede en toda la buena música del siglo. Como en los casos de Patiño, Vargas o el anónimo autor de Deja el sueño de la vida, o por encima de ellos, Monteverdi, Merula y Cazzati se sirven, por principio, de la música como vehículo del mensaje, como hermenéutica del texto, como un elemento más, decisivo, en la retórica del discurso.
Este discurso textual que propone nuestro programa no es otro que el del desengaño. Ante un contenido tan recio y áspero, procedía introducir algún elemento más leve y contrastante, y esta es la razón de la elección de las piezas instrumentales, todas sobre bajos ostinati: un Passacaglio plácido y transparente, una Ciaccona desenfadada y vital, y una Folía, casi tan tópica en el barroco como la vanitas. La Folía, como su nombre indica (pariente del vocablo latino follis, que aparte de nombrar una moneda romana significa fuelle, pero también, desde tiempos medievales, alude a lo insensato o loco), ofrece su tanto de locura vana o verdad insensata.
Hace varias décadas se planteó en la musicología un debate, hoy casi totalmente abandonado, sobre la “autenticidad” de la práctica musical históricamente informada. Quizá valga la pena volver a poner sobre la mesa cuestiones como la verdad de la interpretación y, por qué no, la vanidad de ciertas pretensiones artísticas creativas. Pero no es este el lugar ni el tiempo. Queda pendiente. De todos modos, vale la pena recordar que, al menos en el arte y citando y tergiversando a Machado, “también la verdad se inventa”.
Veritas y vanitas van de la mano, tal vez hoy más que nunca, o en todo caso no menos que en cualquier otro siglo. Pero estos tiempos de postverdad también son pasajeros (como lo será la pandemia, que tantos estragos está ocasionando desde hace un año largo), y previsiblemente terminarán, tarde o temprano, engullidos y olvidados, como los cráneos mondos de las pinturas de Pereda o Valdés Leal. Ya lo dejó escrito, bien al vivo, Mañara en su Discurso: “Todo se acaba”.
© Luis Antonio González
IMF-CSIC
Textos
Biografía
Olalla Alemán, soprano
La soprano murciana Olalla Alemán inicia sus estudios musicales a la edad de diez años en el coro infantil del Orfeón Fernández Caballero (Murcia), donde recibe sus primeras clases de solfeo y piano. Más tarde cursa estudios de grado medio de canto en el conservatorio Manuel Massotti Littel de Murcia y en Madrid, en el conservatorio Teresa Berganza. Posteriormente en Barcelona estudia canto Histórico y canto Clásico y Contemporáneo en la Escola Superior de Música de Catalunya (Esmuc).
Ha colaborado con numerosas formaciones nacionales e internacionales como: la Capella Reial de Catalunya, Orquestra Barroca Catalana, Forma Antiqva, La Tempestad, Camerata Iberia, La Caravaggia, Consort de violas de gamba de la Universidad de Salamanca, B’Rock, dirigida por Skip Sempé, Música Temarana (Adrián van der Spoel), Capilla Flamenca (Dirk Snellings) y Graindelavoix (Björn Schmelzer) entre otros.
Desde 2005 es miembro estable de Los Músicos de Su Alteza, que dirige Luis Antonio González. Como solista ha actuado en los más importantes festivales de Europa y América Latina. Ha realizado grabaciones para la radio clásica belga Klara, RNE, y France3. También como solista ha realizado grabaciones discográficas para los sellos: Música Antigua Aranjuez, Arsis, Verso, Enchiriadis, Glossa y Alpha, destacando las grabaciones de los papeles protagonistas en Amor aumenta el valor de José de Nebra y Jephte de Carissimi (Los Músicos de Su Alteza, Alpha-Outhere Music).
Los Músicos de Su Alteza
Emoción, frescura y rigor histórico forman su divisa. Una justa mezcla de investigación, intuición e imaginación sirve a Los Músicos de Su Alteza para convertir, desde el máximo respeto a la obra de los grandes maestros de siglos pasados, la vieja escritura muerta en música viva.
Desde su fundación en 1992, centenares de actuaciones –conciertos, grabaciones, publicaciones científicas, cursos y conferencias– en Europa y América avalan a Los Músicos de Su Alteza como grupo de referencia en la recuperación e interpretación de la música barroca. En sus 27 años de vida han rescatado de archivos españoles y americanos una buena parte del rico patrimonio musical hispánico de los siglos XVII y XVIII, partiendo de las investigaciones de su fundador y director, Luis Antonio González. Compositores antes desconocidos o poco frecuentados, como Joseph Ruiz Samaniego (fl.1653-1670) o José de Nebra (1702-1768), son hoy acogidos con enorme éxito en medio mundo gracias a la labor de Los Músicos de Su Alteza.
El conjunto Los Músicos de Su Alteza cuenta desde sus comienzos con un sólido conjunto de cantantes e instrumentistas fieles al espíritu de recuperar con renovada frescura el repertorio barroco español e internacional.
Han actuado con éxito considerable en numerosos escenarios y en los más importantes festivales en España, Francia, Holanda, Bélgica, Suiza, Italia, Gran Bretaña, México, EEUU, etc. Desde 2008 han grabado para el prestigioso sello francés Alpha. Entre sus numerosas grabaciones discográficas, premiadas con diversos galardones (Diapason d’Or, Premio CD-Compact 2000, Muse d’Or, La Clef, Prelude Classical Music Awards 2010) destacan las tres últimas publicadas, dedicada una a villancicos de Joseph Ruiz Samaniego (La vida es sueño...), a la ópera Amor aumenta el valor de José de Nebra, autor al que continuarán consagrando un amplio proyecto concertístico y discográfico en los próximos años, y a oratorios de Luigi Rossi y Giacomo Carissimi (Il tormento e l’estasi). En 2020 verán la luz dos nuevos proyectos discográficos de Los Músicos de Su Alteza, dedicados a música italiana y española del Seicento.
Los Músicos de Su Alteza han recibido los premios Fundación Uncastillo, Defensor de Zaragoza y Premio Artes y Letras de Heraldo de Aragón Han contado con ayudas de la Fundación Orange, el Gobierno de Aragón, el Ministerio de Cultura español y Acción Cultural Española, y colaboran regularmente en proyectos del CNDM. Desde 2017 son Grupo Residente del Auditorio de Zaragoza.
En los últimos años Los Músicos de Su Alteza dedican parte de su tiempo a compartir experiencias con jóvenes músicos, en cursos, talleres y seminarios (Curso Internacional de Música Antigua de Daroca, Cursos de Verano en La Alhambra-Universidad de Granada, Universidad Juárez de Durango, Conservatorio de Las Rosas de Morelia, University of Arizona…).
Luis Antonio González, clave, órgano y director
Imágenes
Olalla Alemán © Michal Novak