La Plaza Nueva, un espacio para la modernidad
Continuamos con esta exposición dedicada a la Plaza Nueva la serie iniciada con la Plaza de San Francisco sobre las plazas históricas de Sevilla. Ambas conforman el enclave central de la ciudad, con el edificio del Ayuntamiento ofreciendo una fachada a cada una de ellas que condiciona indudablemente su importancia como espacio público. La doble cara de las Casas Consistoriales encierra un simbolismo evidente: la plaza “vieja” está presidida por el edificio plateresco del siglo XVI y la plaza “nueva” por la fachada neoclásica.
La conformación de la Plaza Nueva tiene su origen en la cesión a la Ciudad de Sevilla del solar resultante de la desaparición del viejo convento de San Francisco, cuya reurbanización se llevó a cabo según el proyecto del arquitecto municipal Balbino Marrón en 1851. La ocupación francesa y la desamortización de Mendizábal, con la exclaustración de los colegiales, dieron el golpe de gracia a la Casa Grande de los franciscanos. En paralelo, el pensamiento ilustrado y liberal impulsó la idea de la plaza como expresión de las ideas progresistas de orden, homogeneidad y embellecimiento de la trama urbana.
La plaza, inaugurada oficialmente por la reina Isabel II en 1862, ha tenido diversos nombres a lo largo de su historia, siendo los más populares Plaza de San Fernando (1875-1931) y Plaza Nueva desde 1936. La nueva fachada neoclásica del Ayuntamiento otorgó a la plaza un fondo escenográfico perfecto para conmemoraciones, manifestaciones, recibimientos y actos de toda índole (religiosos, políticos, culturales, militares, deportivos…). Con el tiempo las manzanas decimonónicas fueron sustituidas por nuevas edificaciones monumentales y la plaza se convirtió en sede de establecimientos hoteleros y negocios de restauración, así como en objetivo de empresas del sector financiero.
Uno de los hitos más destacados, diseñado por el arquitecto Juan Talavera y Heredia, fue la construcción del monumento a san Fernando en 1924, coincidiendo con la reestructuración global de la plaza, ampliándose el espacio para el tráfico y parada de carruajes. Desde entonces sucesivas reordenaciones han construido su fisonomía actual.
Esta evolución queda patente en las 36 imágenes que mostramos a continuación. Los documentos gráficos pertenecientes a los fondos del Servicio de Archivo, Hemeroteca y Publicaciones, en su mayoría fotografías de la Fototeca Municipal, nos acompañan en este recorrido de un siglo por una de las plazas emblemáticas de nuestra ciudad.