ORQUESTA DE CÁMARA DE BORMUJOS - Juan de Dios Mateos, tenor - Alberto Álvarez Calero, director musical - El poeta calculista
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- ORQUESTA DE CÁMARA DE BORMUJOS - Juan de Dios Mateos, tenor - Alberto Álvarez Calero, director musical - El poeta calculista
- 2025-03-30T12:00:00+02:00
- 2025-03-30T23:59:59+02:00
- matinèe
matinèe
Precios localidades: 20 € y 10 € - COMPRA DE ENTRADAS
Ficha Artística
Juan de Dios Mateos, tenor
Orquesta de Cámara de Bormujos
Nazar Yasnytskyy, Emilia Grajales, Elena Rodríguez, Magdalena Moya y Carlos Lago, violines I
Luis María Roldán, Aida Moreno, Aurora Pérez y Macarena Iniesta, violines II
Amaia Martínez, Antonio Peinado y Nadia Carmona violas
Carmen Fernández y Charo Porcar, violonchelos
Vicente Fuertes, contrabajo
Moisés López y Francisco J. Urbano, flautas
Pilar Sánchez y Francisco Onieva, oboes
Alberto Duque y Andrés Mejido, clarinetes
María Gutiérrez y Carlos González, fagotes
Jesús Moreno y María González, trompas
Director: Alberto Álvarez Calero
Programa
El poeta calculista
Manuel García (1775-1832)
El poeta calculista, ópera unipersonal en un acto con libreto de Diego del Castillo [1805]
Sinfonía
Aria: “Por la mañana en ayunas”
Interludio
Bolero: “El hombre que se encuentra”
Interludio
Caballo: “Yo que soy contrabandista”
Interludio
Recitado y Aria grande: “Formaré mi plan con cuidado … En mi comedia juntamente”
Interludio
Recitado: “Ah qué monstruo”
Dúo: “Anegado de tanta dicha”
Polaca: “En tan dichoso instante”
Final: “Y así arrepentido”
Notas
Nacido en 1775 en Sevilla, donde se formó como niño de coro, Manuel García empieza su relación con el teatro en Cádiz, adonde se marcha con sólo dieciséis años. La ciudad gaditana era por aquel entonces una urbe cosmopolita de rica vida teatral, en la que no había comedia que no llevara su tonadilla, género esencial para la difusión de boleras, seguidillas, tiranas, polos y otras formas populares de canción. Es más que posible que iniciara así su carrera. Allí, en 1797 se casa en secreto con Manuela Morales, una especialista en el canto de boleros que había pasado por Madrid, en donde la pareja está ya instalada en la primavera de 1798, trabajando para la compañía de Francisco Ramos, quien dirigía uno de los tres teatros de la corte, el de la Cruz. Aunque empiezan desde muy abajo, Manuel rápidamente presenta sus primeras obras como compositor, las tonadillas El majo y la maja (estrenada el 14 de octubre de aquel mismo año) y La declaración (31 de julio de 1799), en ambos casos con los dos de protagonista en escena. Justo por la fecha de aquel estreno, García se negó a cantar en unas funciones extras como estipulaba su contrato. Su carácter lo llevó a tener conflictos aún más serios. Así, a finales de año, el artista acabó en la cárcel por un incidente con unos guardias y oficiales de los teatros madrileños. Cuando salió de prisión, ya en 1800, Manuela había vuelto a Cádiz, mientras Manuel pasa dos años en Málaga.
En mayo de 1802 el exilio ha terminado y lo encontramos de nuevo en Madrid, donde canta en el estreno español de Las bodas de Fígaro de Mozart. La condesa de aquellas funciones era la soprano Joaquina Briones (nacida Sitches) con la que empezará una relación sentimental que durará toda la vida. Joaquina es la madre de Manuel Patricio (nacido en 1805), María (la futura Malibrán, nacida en 1808) y Paulina (la Viardot, nacida en 1821). La pareja se casó, sin que Manuel hubiera disuelto su matrimonio con Manuela. Para ocultar su bigamia logró manipular, nadie sabe exactamente cómo, los registros de su primer casorio gaditano.
Manuel se ha convertido ya en una figura emergente del canto en la capital y en un hábil compositor de operetas breves. Apenas cinco semanas después del nacimiento de Manuel Patricio en marzo, el 25 de abril de 1805 el sevillano presenta en el Teatro de los Caños del Peral El poeta calculista, una nueva opereta, u ópera unipersonal como él la llama, con libreto de Diego del Castillo, una especie de revisitación del cuento de la lechera, pero en la figura de un aspirante a libretista, lo que permitía lanzar una mirada no exenta de acidez al universo del teatro. Metaópera, pues.
El poeta calculista es obra para una sola voz, la suya, la de un baritenor que seguramente aún no sabe lo que es. Consciente de su talento, pero también de sus limitaciones, García marchará primero a París y luego a Italia para perfeccionarse como cantante con la formación que no pudo tener en España. Será justo cuando presente en el Teatro Odeón de París el 15 de marzo de 1809 esta breve ópera-monólogo cuando su nombre empiece a sonar por toda Europa. Cuatro números tuvieron que ser repetidos la noche del estreno, y la obra se presentó tres veces más en la temporada. La prensa se hizo eco del fervor del público por esta música española que era desconocida en la capital francesa, con especial alusión a un número que conquistó primero a los franceses y luego a otros públicos europeos. Se trata del polo –al que en la obra se denomina caballo– “Yo que soy contrabandista”, que se convirtió en un emblema de la libertad y cuyo tema usaron algunos grandes compositores del siglo, entre los que se cuentan nada menos que Liszt y Schumann. Pero además la obra incluye una sinfonía de apertura, diversos interludios (tres de los cuales se han eliminado de esta interpretación por razones puramente musicales) y otros números vocales característicos de diversos género teatrales (todos aquellos que el aprendiz poeta de la historia estaba decidido a afrontar): así para la tonadilla nada mejor que unas boleras (nº 3); el polo para el sainete (nº5); para la comedia grande, un aria también grande con su recitado (nº7); para la tragedia, un aria con mucha sangre (nº9); pero el mayor grado de virtuosismo lo deja para la ópera, culminación de este cursus honorum que ocurre sólo en la imaginación del protagonista: nada menos que un dúo (nº11), en el que el solista tiene que cambiar su registro para cada uno de los personajes implicados en él (una tiple y un bajo, nada menos), y una polaca final de lucimiento (nº13).
© Pablo J. Vayón
Textos
Biografía
Juan de Dios Mateo, tenor
Nacido en Almería, estudió canto de manera privada con Coral Morales y Carlos Aransay, y en el Ópera Estudio de la Ópera Nacional de París.
Ha cantado en teatros como el Gran Teatre del Liceu, Deutsche Oper Berlin, Ópera de Sidney, Ópera de Melbourne, Teatro de Santiago de Chile, Ópera de Shanghai, Teatro Verdi de Trieste, Teatro Petruzelli, Teatro Verdi de Salerno, Teatro Massimo Bellini, Ópera de Oslo, Theater Hagen, Teatro Campoamor u Ópera de Innsbruck. También en festivales como MÜPA de Budapest, Luglio Musicale Trapanese, Festival di Vicenza, Festival di Spoleto, Mikkeli Festival (Finlandia), Schloss Kirchstetten Festival (Austria) o LittleOpera de Zamora destacando especialmente en el repertorio belcantista y mozartiano. Ha interpretado óperas como Il barbiere di Siviglia, L’elisir d’amore, La Cenerentola, Don Giovanni, Il viaggio a Reims, Il turco in Italia, L’italiana in Algeri, Così fan tutte, La Resurrezione, Reigen, Owen Wingrave, Les fêtes d’Hébè, Acis y Galatea, pero también repertorio español con La Dolores, La Araucana o Luisa Fernanda, y sinfónico o de oratorio con El Mesías, Messa di Gloria de Rossini, Carmina Burana, 9ª de Beethoven, etc.
Fue galardonado con los premios Plácido Domingo y Fundación Ferrer-Salat en el 56º Concurso Internacional Tenor Viñas y segundo premio del Concurso Internacional Hariclea Darclée de Rumanía, así como Artista Revelación en los Premios El Público en 2020. En 2021 obtiene siete premios en el Concurso Internacional SOI y en 2023 recibe el premio del público del Concurso Internacional de Lousada.
Orquesta de Cámara de Bormujos
La Orquesta de Cámara de Bormujos (OCB) se fundó a principios de 2016 y, desde entonces, se ha consolidado como una destacada formación musical en el panorama andaluz. Su singularidad radica en la originalidad de sus programas, centrados especialmente en el periodo histórico comprendido entre el Clasicismo y el Pre-romanticismo. Este enfoque, sustentado en un profundo conocimiento estilístico, se traduce en interpretaciones basadas en criterios históricamente bien informados.
Concebida como una alternativa innovadora frente a lo convencional, la OCB ha logrado captar la atención de un público diverso y receptivo, así como el reconocimiento de la crítica local y nacional. De este modo, ha conseguido desafiar los prejuicios asociados a su procedencia fuera de una capital. Esta formación está integrada por músicos profesionales, junto con algunos jóvenes titulados. Además, colabora con solistas invitados, aportando un valor añadido a sus interpretaciones.
El repertorio de la OCB combina obras ampliamente reconocidas con composiciones de autores menos habituales en las salas de concierto. Entre sus programas destacan compositores como Antonio Salieri, Joseph Martin Kraus, Paul Wranitzky, Adalbert Gyrowetz, Anton Eberl, Johann Baptist Vanhal, Domenico Cimarosa, Luigi Boccherini, Emilie Mayer, etc. Asimismo, la OCB pone en valor a compositores españoles de la misma época, como Manuel García, Fernando Sor, Vicente Martín y Soler, José Palomino o Juan Crisóstomo Arriaga, entre otros. Además, es habitual en esta orquesta la recuperación de obras olvidadas del mismo periodo histórico. Por ejemplo, recientemente ha reestrenado en tiempos modernos la obertura de la opereta El criado fingido”de Manuel García.
La OCB destaca por su compromiso con el poder transformador de la música, entendida como una herramienta para enriquecer las emociones, fomentar la convivencia y promover valores colectivos. Para la orquesta, la música trasciende el entretenimiento, siendo cultura, tolerancia y educación, pilares esenciales de una sociedad más justa.
Alberto Álvarez-Calero, director
Alberto Álvarez-Calero es el director y fundador de la OCB. Estudió guitarra y dirección de coro en el Conservatorio Superior Manuel Castillo de Sevilla. Se formó a su vez como director de orquesta con numerosos profesores, mediante masterclasses en España y en el extranjero. Combina su faceta interpretativa con la investigación y la docencia en la Universidad de Sevilla. Además, lleva a cabo una destacada labor de divulgación de la música clásica, a través de artículos, libros y charlas especializadas. Debutó como director de ópera en el Teatro de Ópera de Stara Zagora (Bulgaria), donde dirigió I Pagliacci de Leoncavallo y El castillo de Barba Azul de Bartók.
Imágenes

