ORQUESTA BÉTICA DE CÁMARA - El Retablo empezó a sonar aquí

Coproducción con CNDM

Viernes 24 de marzo de 2023 - Espacio Turina: 20:00 horas
Precios localidades: 20 € y 10 € - COMPRA DE ENTRADAS

 

Ficha Artística

Andrés Merino, barítono (Don Quijote)

Juan Ramos, tenor (Maese Pedro)

Guillermo Páez Sosa, niño cantor (Trujamán)

Diego Ares, clave

Orquesta Bética de Cámara

Lara Sansón Mora (concertino) y Alan Andrews, violines I

Elena Fernández González y Enrique Chaves Sánchez, violines II

Ignacio Manzano Fernández y José Ángel Esteban Velázquez, violas

Ana Sánchez Barrueco y Benjamín Rodríguez García, violonchelos

Eduardo Rodríguez Spínola, contrabajo

Luis Orden Ciero e Ismael Moreno Pérez, flautas

José Daniel Guillén García, María Pilar Sánchez Ortiz y Francisco Moreno Carmona, oboes

Antonio Salguero Montesino y José María Benítez Ortiz, clarinetes

María Beatriz Bueno Fernández, fagot

María Hoya Vargas y Pablo Angulo Fernández, trompas

Manuel Jesús Rodríguez Macarro, trompeta

José Antonio Moreno Romero, José Tur Brines y Alejandro Tur de Carlos, percusión

Juan Ramón Hernández Leiva, arpa

Director: Michael Thomas

Programa

El Retablo empezó a sonar aquí

 

Claude Debussy (1862-1918)

Prélude à l’après-midi d’un faune [1894] *

Alberto Carretero (1985)

El retablo de las maravillas [2023] **

Manuel de Falla (1876-1946)

El retablo de maese Pedro [1923]

[*Arreglo de Manuel de Falla para la Orquesta Bética de Cámara.

** Estreno absoluto. Encargo del Centro Nacional de Difusión Musical y la Junta de Andalucía para la conmemoración del centenario del estreno de El retablo de maese Pedro]

Notas

Nació en el estado de Nueva York como Winaretta Singer, pero la historia la conocería como la Princesa de Polignac. Rica heredera de un emporio industrial (el de las máquinas de coser Singer), vigésima hija de los veinticuatro vástagos que tuvo su padre, muerto cuando ella tenía diez años, Winaretta pasó su infancia entre París e Inglaterra. Conocida lesbiana, después de un primer matrimonio efímero, se casó con el príncipe Edmond de Polignac, compositor aficionado y homosexual como ella, lo que permitió a los dos vivir sus relaciones en libertad. Winaretta tenía formación musical y empeñó buena parte de su fortuna en el mecenazgo artístico. Para su salón de París escribieron obras Stravinski, Satie, Milhaud, Poulenc y otros muchos maestros de vanguardia, entre ellos, Falla.

Cuando la princesa encarga al gaditano una obra para sus veladas, Falla aún no ha estrenado El sombreo de tres picos (Londres, julio de 1919), pero el compositor ya le advierte de que quiere escribir una ópera para marionetas. El tema escogido será un famoso episodio del Quijote, que el propio Falla arregla como libreto. Así nació El retablo de maese Pedro. El estreno no tendrá lugar hasta junio de 1923 y para entonces el estilo del compositor ha cambiado radicalmente. Del nacionalismo de El amor brujo o el mismo Sombrero de tres picos, que ahondaba en las raíces del folclore español, Falla pasa a una esencialidad neoclásica que se enraíza en la tradición renacentista y barroca española, aun sin olvidar el estro popular. Como él mismo escribió: “La sustancia de la vieja música española, noble o popular, es la sólida base sobre la cual se ha organizado esta composición, cuyos medios y procedimientos musicales cambian según las épocas que estos pretenden evocar”.

La Semana Santa de 1922 Falla visitó Sevilla en compañía de Federico García Lorca. Allí conoció al violonchelista Segismundo Romero, un músico entusiasta que le presentó al maestro de capilla de la catedral, Eduardo Torres, y que lo convenció para que adelantara a Sevilla el estreno del encargo parisino. Concedido el permiso para una audición sólo de concierto (quedaba claro que la de Polignac se reservaba el estreno escénico con las marionetas, que serían las de Hermenegildo Lanz, amigo granadino del compositor), la obra se escuchó por primera vez en el Teatro San Fernando de Sevilla los días 23 y 24 de marzo de 1923, hace justo un siglo.

El retablo de maese Pedro requería la participación de tres solistas vocales y una orquesta clásica que incluía un clave, rescatado del pasado gracias al empeño personal de la polaca Wanda Landowska, quien lo tocaría en la presentación parisina de la obra. Partiendo de la base de la capilla de la catedral, Falla reunió a un grupo de solistas sevillanos con los que quedó tan contento que decidió convertirlo en un conjunto estable. Así nació la Orquesta Bética de Cámara, que dejaría en manos de su discípulo predilecto, Ernesto Halffter.

El compositor gaditano se entusiasmó tanto con su idea que para los primeros proyectos de la nueva orquesta hizo incluso arreglos de algunas grandes obras del repertorio, entre ellas la Obertura de El barbero de Sevilla de Rossini y el Preludio a la siesta de un fauno de Debussy, obra de 1894, auténtica precursora de una modernidad a cuyo siglo se adelanta. Falla redujo la instrumentación original y añadió matices y comentarios de interpretación. En su nuevo estado, la obra, que Halffter juzgó que sonaba “mejor que el original”, se estrenó en Sevilla el 10 de diciembre de 1924.

Pasado un siglo del concierto que propició la fundación de la Orquesta Bética de Cámara, otro encargo a un compositor actual, el sevillano Alberto Carretero, viene a contextualizar lo que de moderno hubo en aquella iniciativa del eximio maestro gaditano.

© Pablo J. Vayón

 

El retablo de las maravillas es una obra conmemorativa del centenario del estreno absoluto de El retablo de maese Pedro de Manuel de Falla en Sevilla. Por ello, está escrita para la misma plantilla orquestal, a excepción de las voces, que en este caso son sustituidas por textos que el espectador puede leer como si fueran cartelas de cine mudo o rótulos de ópera. Además, incluye guiños y recursos intertextuales a modo de homenaje.

Los gestos sonoros establecen vínculos musicales con la acción que tiene lugar en el entremés El retablo de las maravillas de Cervantes. Se trata de una visión programática actual que se vale del juego de texturas, la superposición de estratos tímbricos y rítmicos, así como la caracterización sonora de los personajes. A través de la escritura instrumental, se evocan musicalmente los movimientos teatrales y coreográficos, convirtiendo las posibles escenografías en paisajes orquestales. Aunque el armazón inicial sobre el que se ha construido la composición está en las imágenes y escenas sugeridas por el texto, la música adquiere finalmente su propia autonomía y puede vivir sin depender del soporte textual o visual.

El retablo de las maravillas es una versión hispana (y anterior) del cuento El traje nuevo del emperador de Hans Christian Andersen. Con humor sarcástico, Cervantes presenta unos pícaros que buscan dinero con su espectáculo El retablo de las maravillas, que en realidad no es más que un retablo vacío, y aseguran que sólo los espectadores de linaje puro pueden ver sus maravillas. Naturalmente, se trata de un fraude, pero nadie se atreve a decirlo por miedo a ser tachado de sangre impura. Sólo un furrier, que llega al final de improviso y no conoce la historia, afirma no ver nada y todos se mofan de él, por lo que arremete “a palos” contra todos, salvo los pícaros, que salen triunfantes.

© Alberto Carretero

Textos

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Biografía

Andrés Merino, barítono

Natural de Granada, desde muy temprana edad, este joven andaluz comienza sus estudios musicales en la especialidad de Piano. Es diplomado en Magisterio musical y comienza sus estudios de canto primero en Málaga y después en el Conservatorio Superior de Música de Sevilla. Posteriormente continúa trabajando con los maestros Carlos Aransay y Francisco Comino.

Desde 2017 ha colaborado con las principales orquestas andaluzas como la Orquesta Ciudad de Granada (espectáculo pedagógico alrededor de La flauta mágica de W. A. Mozart), la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla (Siete pecados capitales de Kurt Weill, Tenorio de Tomás Marco y un recital de arias y romanzas de zarzuela), la Orquesta Ciudad de Almería (El Mesías de Haendel, Réquiem de W. A. Mozart y Réquiem de Gabriel Fauré).

Ha actuado bajo la batuta de maestros como John Axelrod, Pedro Halffter Caro, Jacques Lacombe, Cristóbal Soler, Alain Guingal, Miguel Ángel Gómez Martínez, Michael Thomas o Juan Luis Pérez entre otros.

En el Teatro de la Maestranza ha desempeñado varios roles en óperas como La Bohème, Samson et Dalila, Un ballo in maschera, El Gato Montés o La traviata.

Destacar también los papeles de Gregorio en Romeo y Julieta de Gounod en el Teatro Calderón de Valladolid y Juan en la zarzuela La Tempranica en el Teatro de la Zarzuela de Madrid.

Cabe nombrar también el debut en el Teatro Villamarta de Jerez haciendo el papel de barítono solista de la obra Carmina Burana en diciembre de 2022.

Así mismo ha desempeñado algunos de los principales roles protagonistas en las zarzuelas La del manojo de rosas (Joaquín), La del soto del parral (Germán), La rosa del azafrán (Juan Pedro), Katiuska (Pedro Stakoff), La verbena de la Paloma (Julián), La Revoltosa (Felipe), entre otras.

 

Juan Ramos, tenor

Nace en la localidad de El Puerto de Santa María el 22 de enero de 1988 donde comienza su trayectoria musical con la especialidad de viola en el Conservatorio Rafael Taboada. Desde temprana edad está vinculado a la música coral polifónica, cantando desde los diez años hasta los dieciséis en la escolanía del Orfeón Portuense, para luego pasar al coro de adultos, interpretando obras de W. A. Mozart como Réquiem, Misa de la Coronación y Misa Brevis, Messiah de Handel, Carmina Burana y Catulli Carmina de Carl Orff, Gloria de Vivaldi, Miserere de Vicente Palacios o la zarzuela Cádiz de Federico Chueca. También ha sido componente de la escuela coral Jardín Menesteo.

 

Guillermo Páez Sosa, niño cantor

11 años de edad. Estudiante de primaria en el Colegio Andrés Bernáldez de Los Palacios. A la edad de 6 años comienza sus estudios de canto dentro de la Escolanía de Los Palacios con Aurora Galán, y posteriormente, ingresa como alumno en el conservatorio Elemental de música Andrés Segovia de Dos Hermanas donde se encuentra cursando 4º de piano junto a la profesora Susana Palomo. Sus experiencias en el plano profesional son múltiples.

En 2017 participa en el concierto Los Chicos del Coro ofrecida por la original Coral de Saint Marc en colaboración con la Escolanía de Los Palacios. Desde entonces ha participado como coralista en la Sinfonía nº3 Kaddish de Leonard Berstein, Il trovatore de Verdi, Carmen de Bizet y El gato montés de Penella, todas ellas interpretadas en el Teatro de la Maestranza. Como figurante, ha trabajado en la ópera Sansón y Dalila de Saint-Saëns y como solista ha trabajado en la zarzuela Agua, azucarillos y aguardiente de Federico chueca junto a la Compañía Sevillana de Zarzuela (Sala Turina) y en el Espectáculo Seises de Israel Galván en el Teatro Central. Lo más destacable de entre todas sus recientes actuaciones, es su papel principal como solista en el Miserere de Hilarión Eslava, interpretado en la Catedral de Sevilla junto a la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla.

 

Diego Ares, clave

Diego Ares (Vigo, 1983) está considerado como uno de los principales clavecinistas de su generación. Comenzó estudiando piano con Aleksandras Jurgelionis y Aldona Dvarionaitė. A los 18 años se trasladó a Holanda, allí cursó estudios en el Conservatorio Real de la Haya y estudió con Richard Egarr en Ámsterdam. Entre 2004 y 2010 siguió su formación en la Schola Cantorum Basiliensis (Suiza). Perfeccionó su técnica con las clavecinistas Genoveva Gálvez y Carmen Schibli (discípula de Eta Harich-Schneider).

Ha ofrecido recitales en Europa, Japón y Canadá, en festivales como el Festival de piano de La Roque d’Anthéron, Quincena Musical Donostiarra, Festival Iturbi, Festival Internacional de Santander, Festival de Música y Danza de Granada, Bach Festival de Montreal, Festival de Música Antigua de Utrecht, Bach Festival de Tokyo, etc.

Como solista ha tocado con la Orquesta de Cámara de Ginebra, la Orquesta Sinfónica de Bretaña, la Orquesta Ciudad de Granada, la orquesta de la Sociedad Bach de Holanda, etc. Ha realizado grabaciones para Columna Música, Pan Classics, Harmonia Mundi, Ibs Classical, Mirare y para el proyecto All of Bach. Sus grabaciones han sido acogidas con el entusiasmo de la crítica especializada (Excepcional de Scherzo, Diapason d’Or, Maestro de Pianiste, Preis der Deutsche Schallplattenkiritk, etc.).

Ha sido profesor de clave, fortepiano y bajo continuo en el Conservatorio Superior de Trossingen (Alemania), en la academia de verano de Gstaad (Suiza), y en el Conservatorio de Ginebra.

 

Orquesta Bética de Cámara

Falla visitó Sevilla durante la Semana Santa de 1922, y aquí conoció al violonchelista Segismundo Romero y al maestro de capilla de la catedral, Eduardo Torres. Con ellos hizo una profunda y duradera amistad, y recurrió a ellos para preparar un pre-estreno en versión de concierto de su obra El retablo de maese Pedro, que se llevó a cabo en Sevilla en 1923. El éxito de esta función llevó a la idea de convertir en orquesta estable lo que sólo había sido una agrupación ocasional: Falla la bautizó como Orquesta Bética de Cámara.

Desde el momento de su creación en 1924, Falla diseñó la orquesta con una formación instrumental clásica, teniendo en cuenta sus propios estudios sobre las orquestaciones del Clasicismo vienés (especialmente de Haydn) y las investigaciones de Wanda Landowska.

Era una orquesta única; según sus propias palabras: “En ningún país existe, de modo estable y con carácter autónomo plenamente definido, una agrupación sinfónica semejante a la Orquesta Bética de Cámara”.

Falla diseña una orquesta de lujo, imponiendo a la cuerda una gran responsabilidad “puesto que se compone de instrumentistas con categoría musical de solistas”, ya que su número es el mínimo imprescindible para el equilibrio sonoro entre los grupos de instrumentos: una orquesta con viento completo y cuerda muy reducida.

Dentro de los límites de esta formación instrumental, la Orquesta Bética de Cámara siguió el consejo dado por su fundador: “Deben evitar Vds. las obras que toca todo el mundo”, por lo que se centró su repertorio en tres campos bastante concretos, aunque aparecieran mezclados en sus conciertos. Podemos decir que fueron sus especialidades:

  • Repertorio sinfónico clásico: Haydn, Mozart, el primer Beethoven (aún dentro del espíritu clásico), Cherubini. Y otras obras asumibles por las características de la orquesta: Bach, Mendelssohn, Rimsky-Korsakov, Grieg o Glinka. El mismo Falla hace arreglos de Rossini para la Orquesta.
  • Repertorio de música moderna y contemporánea, tanto nacional como extranjera. Aquí puso Falla a sus amigos y admirados Debussy, Ravel y Stravinski. Otros de plena actualidad entonces: Milhaud, Honneger, Alexandrov, y algunos que hoy son menos conocidos: Roland-Manuel, Roussel, Cools, Ropartz… También busca que los compositores de la época creasen obras para la nueva orquesta: Ernesto Halffter, Oscar Esplá, Luis Mariani, Adolfo Salazar o García Caturla. Y arregla (o permite que se arreglen) sus propias obras para adaptarlas a la singularidad de la orquesta: como las Noches en los jardines de España.
  • Colaboración escénica: precisamente el nacimiento de la OBC fue con El retablo de maese Pedro. Más adelante la orquesta sigue trabajando representaciones escénicas con El Amor brujo, de Falla, La historia del soldado de Stravinski y espectáculos de baile flamenco con selecciones de danzas españolas.

Casi centenaria, pero renovada, la OBC del siglo XXI sigue estos primeros pasos, buscando la originalidad y la especificidad de la mano de su director, Michael Thomas el cual ha querido mantener el espíritu de aquella orquesta con la que Falla soñó.

 

Michael Thomas, director

Michael Thomas, Middlesbrough, Reino Unido, 1960. Comenzó sus estudios de violín a los 9 años de edad, siendo a los 11 años el miembro más joven de la National Youth Orchestra of Great Britain hasta entonces. A los 14 años creó y dirigió su propia orquesta, The Cleveland Concertante, con la que estrenó su primer concierto para violonchelo. A los 17 años recibió clases de dirección de orquesta en el Royal Northern College of Music (RNCM) en Manchester con Timothy Rhenish, graduándose con honores y obteniendo el premio Bass Charrington.

Creó la Manchester String Orchestra, luego Kreisler Orchestra, y dirigió la Orquesta de Cámara del RNCM. Se incorpora a la European Community Youth Orchestra de la que se le ofreció el puesto de Concertino y trabajó con directores como Claudio Abbado y Lorin Maazel. En 1971, funda el Cuarteto Brodsky, que dirigió durante 27 años. Con este cuarteto dio numerosos conciertos por todo el mundo.

Fue director de la Kreisler Orquesta de Londres con la que realizó giras por Francia, Italia, Países Bajos y varios países de la Europa del este. Como compositor figuran entre sus obras su Concierto para violonchelo y orquesta, Concierto para violín y orquesta, entre sus arreglos la música de Paul McCartney para los funerales de Linda McCartney,...

Ha recibido numerosos premios como el Yehudi Menuhin Prize, el Premio a la mejor interpretación de música moderna de las Juventudes Musicales de Belgrado, entre otros y es Doctor Honoris Causa por la Teeside University.

Director de la Orquesta Ciudad de Almería (OCAL), y de la Orquesta Joven de Almería (OJAL). Director de la Orquesta Joven de Andalucía (OJA), durante diez años, desde el año 2000 hasta enero del 2011. En octubre de 2011 se incorpora como director artístico y musical al proyecto de renovación de la Orquesta Bética de Cámara.

Imágenes

Orquesta Bética.JPG

 

MichaelThomas (c) Sergio Garriga Riu .jpg

 


En coproducción con:

 
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